Facsímil (Alejandro Zambra)

FacsímilFacsímil (2014)

Alejandro Zambra (1975- )

Ed. Hueders

ISBN 978-956-8935-43-6

104 páginas

 

Facsímil de Alejandro Zambra es un libro que transita entre la poesía y el relato. O más bien, que huye de la poesía y del relato y de cualquier género narrativo en el que trate de encuadrarse. Esto es posible por la principal y más profunda renuncia que un autor puede realizar, que es la inexistencia de un narrador, que significa al mismo tiempo el retroceso del autor hacia las sombras, el concederle al lector un papel esencial en la construcción del relato y la incertidumbre en la composición del texto final, que no está consolidado, ahora más que nunca sino hasta que el lector realiza su lectura y juega el rol que Zambra ha propuesto.

Facsímil es una imitación más o menos exacta del formato de las antiguas pruebas de selección universitaria (conocida entonces por su sigla PAA, prueba de aptitud académica), específicamente, según confiesa el autor, de aquella que fue tomada a finales del año 1993. Esto de partida implica la inexistencia de una división por capítulos en la historia (historia también inexistente), en su reemplazo hay secciones de desarrollo de esta supuesta prueba que, en la última carilla del libro, incluye una hoja similar a la portada, donde el lector podría dejar constancias de las alternativas elegidas para cada ejercicio o pregunta. Estas secciones son: término excluido (ejercicios 1 al 24, donde se debe eliminar la palabra cuyo sentido no tiene relación con el enunciado ni con las demás palabras), plan de redacción (ejercicios 25 al 26, donde se debe marcar la opción que proponga un orden más adecuado a la sintaxis usando las frases entregadas), uso de ilativos (ejercicios 37 al 54, donde se debe completar con alguna de las opciones propuestas, la frase enunciada de forma incompleta), eliminación de oraciones (ejercicios 55 a 66, donde se debe precisamente eliminar alguna de las frases propuestas por no tener relación o ser prescindibles respecto al resto de las frases), comprensión de lectura (ejercicios 67 a 90, donde luego de 3 relatos más o menos extensos —respecto al resto del libro— se proponen formas de comprensión o, lo que es lo mismo, formas de leer y entender el texto). Cada una de las elecciones modifica el relato esbozado en las preguntas o ejercicios y traspasa la responsabilidad de la composición final del texto desde el narrador/autor hacia el lector.

Ahí donde no hay historia ante la deliberada inexistencia de narrador y por ende, de progresión narrativa, de tensión dramática y como consecuencia, de todos aquellos aspectos formales que de forma directa ligan al lector con un texto, todo queda entregado al tono, a la sensación que se busca provocar a través del artilugio literario. Es una apuesta altísima, porque la renuncia que significa es profunda. Y aunque las temáticas que los distintos ejercicios de Zambra rondan siempre sus mismos tópicos ya conocidos (la familia, el colegio, cierta desadaptación con la vida, alguna quietud incómoda), no siempre es claro qué es lo que el autor pretendía lograr. Si pretendía conseguir la creación de una literatura de literatura, un artefacto que se sustente y concluya en su propia estructura, ello está completamente logrado. Pero la apuesta sería muy pobre si se limitara a una especie de ejercicio gimnástico. Y como decía, está también aquel tono que impone cierta languidez o nostalgia, una especie de morosidad en cada uno de los ejercicios, pero que es leve y más bien asumida por lector que por el “narrador”, y que incluso logra mantener esa sutileza en los ejercicios finales, donde sí existe un texto narrado (tal como en la antigua PAA) que el lector puede analizar a la luz de las alternativas que se le otorgan.

Cabe la pregunta; ¿es este ejercicio literario superior a la propuesta narrativa más convencional aunque minimalista que ha sostenido Zambra con anterioridad? En mi opinión, a pesar de tratarse de un texto inteligentísimo en su estructura, curioso en su construcción e incluso bello en el efecto producido por su tono, no es superior a lo que antes ha escrito el mismo autor (particularmente en Bonsái y Formas de volver a casa) y que ya contenían una alta cuota de originalidad. Quizás si fuera firmado por otro autor; pero en este caso el mismo Zambra consigue hacerse sombra, lo que dice mucho de su estatura.

Mención aparte merece la bellísima edición de Hueders; el gran acierto del diseño de su portada que realza el contenido, la sobria pero remarcable distribución interior, lo intachable de su edición en general, hace que este libro como objeto sea un gusto en sí mismo, cosa a la que ya nos tiene acostumbrado esta editorial.

G. Soto A.

Cofundador y administrador de Loqueleímos.com. Autor de "Liquidar al adversario" (2019, Libros de Mentira).

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2 Comments

  1. “la inexistencia de un narrador” es totalmente una falacia argumentativa. Si bien se insta a realizar una anti narración utilizando la P.A.A. como recurso estilístico, este en ningún momento -el narrador-, desaparece, apareciendo en todo momento y durante todo el libro. Por otro lado, las dos primeras partes de la prueba se busca innovar en la narración, suponiendo una anti narración en correlato de la antipoesía, o haciendo totalmente partícipe al lector, siguiendo lo empleado en “Rayuela”, luego en “los detectives salvajes”.
    Finalmente, destacar que el trabajo de Zambra tiene denominadores comunes como la forma de destruir o desacatar las categorías reduccionista que empleamos hasta hoy en día, así comparar libros entre sí es una falta de perspectiva:
    “¿es este ejercicio literario superior a la propuesta narrativa más convencional aunque minimalista que ha sostenido Zambra con anterioridad? En mi opinión, a pesar de tratarse de un texto inteligentísimo en su estructura, curioso en su construcción e incluso bello en el efecto producido por su tono, no es superior a lo que antes ha escrito el mismo autor (particularmente en Bonsái y Formas de volver a casa) y que ya contenían una alta cuota de originalidad.” me hace recordar la sección de destruir el capítulo de un libro en la sociedad de los poetas muertos.

    Saluda atte.
    G.

  2. says: Luis flores galleguillos

    Me gusto lindo libro me rei jajaja casi lloro huaaa le pongo 850 puntos a la novela antinovela ja q comentario tan profundo academico estructuralista simbolista posmo deconstruccionista mayorista belicista esteticista feminista recepcionista

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