Rabia (Sergio Bizzio)

Rabia

Sergio Bizzio (1956)

Libros del Laurel

ISNB 978-956-9450-35-8

202 páginas

 

Rabia es una novela del autor argentino Sergio Bizzio que a pesar de tener una prolífica carrera literaria al otro lado de la cordillera, a Chile no llegó sino hasta el momento en que Libros del Laurel se decidió a rescatar parte de su obra, publicando dos  novelas suyas.

El argumento de Rabia es tan sencillo como sorprendente. José María, o simplemente María, es un obrero de la construcción de unos cuarenta años que se empareja con Rosa, una empleada doméstica bastante menor que él. Hasta ahí Rabia no aparenta ser mucho más que una novelita sobre un enamoramiento proletario. Sin embargo, el relato da un giro sorpresivo cuando José María se venga de una humillación sufrida en la obra donde trabaja cometiendo un crimen; en lugar de escapar, se esconde en los pisos superiores de la mansión donde trabaja Rosa, ocultándose de todos, incluso de ella. Lo inaudito es que su ocultamiento parece no ser temporal. José María logra hacer vida en los cuartos superiores, sobrevivir, mantenerse, y vivir convertido en un fantasma en aquella casona a medio habitar.

Esa noche, ya limpio, sin hambre, se da cuenta de que también tenía tiempo para pensar. Y lo primero que pensó fue que nunca había pensado. Un minuto después dormía profundamente. (página 55)

Existen un par de movimientos muy curiosos, muy bien logrados en esta novela. Primero que todo es que José María se escapa encerrándose y, no obstante, Bizzio consigue darle movimiento, hacerlo interactuar con los objetos, con las sombras de los demás, con los efectos que produce sobre la casa e indirectamente sobre sus habitantes. Es un personaje inmóvil e incluso así en ningún momento la narración se estanca y aquello es un gran mérito.

Pero la mayor virtud es la construcción de la relación amorosa entre José María y Rosa, quien ni siquiera sabe que el primero está enclaustrado en su misma mansión, sin embargo, Bizzio consigue de una manera sutil tejer hilos comunicantes entre ellos, sin romper jamás el efecto de tenerlos a él apartado y encerrado y a ella ignorante de la realidad de la situación. Bizzio no solo salva de esos escollos con maestría, sino que con elegante sencillez en la forma en que lo resuelve.

Lo anterior, además, está acentuado en el hecho de que José María jamás parece cuestionarse su situación, como si no pensara en sí mismo, como si en su escapada hacia el interior de la mansión no solo hubiese abandonado la calle, sino que también su propia existencia a cambio de mantener apenas un par de hilos comunicantes con Rosa. Como si su venganza por la humillación sufrida lo agotara también a él y a sus propias posibilidades de vida, incluso agotara el enamoramiento que tiene con Rosa, ya que su clandestinidad vuelve caduca cualquier posibilidad real de mantener una relación con la mujer con la que, hasta ese momento, se habían entendido tan bien.

En ningún momento hay sombra de arrepentimiento, ningún reflejo de culpabilidad por el crimen ni por el altísimo costo que está pagando para evadir a la justicia, sino que apenas una necesidad animalesca de evadir las consecuencias más obvias. José María jamás llega a cuestionarse a su propio ser situado y sitiado en una piececilla habitada nada más que por un ratón, pero sigue viviendo una existencia tributaria de Rosa y de los eventos que a ella le ocurren.

Todo lo anterior crea en el lector una sensación de profunda extrañeza, un desacomodo con la realidad, todavía más latente cuando este relato juega con un tono sencillo, que pareciera hacer que todo fuera posible, doméstico, pueril, a pesar de que su protagonista haya eliminado cualquier proyección de futuro en su vida.

Es ese desconcierto, esa extrañeza, lo que más golpea al lector y que hace de Rabia una novela a ratos sorprendente, a ratos hilarante, siempre entretenida, y que no necesita más de una sentada para ser terminada.

G. Soto A.

Cofundador y administrador de Loqueleímos.com. Autor de "Liquidar al adversario" (2019, Libros de Mentira).

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