Residuos (Tom McCarthy)

ResiduosResiduos (2006)

Tom McCarthy (1969)

Lengua de Trapo

ISBN: 978-84-8381-020-0

350 páginas

 

Un día le cae un objeto metálico sobre la cabeza a un tipo. Pasa meses en rehabilitación en distintas instituciones. De parte de un ente misterioso recibe una millonaria indemnización, a cambio de no hablar nunca del accidente que sufrió. A partir de este suceso, el protagonista debe aprender incluso a moverse, a pensar y luego llevar hacia su cuerpo el resultado.

Una noche en medio de una fiesta se le abre todo un lado de su mente que desconocía: cree recordar todo un edificio con sus precisos habitantes y sus actividades, lo que él ve desde su ventana y los sonidos que emiten. Se propone entonces re-crear este edificio. Cada sección, las actividades de sus ocupantes, los diálogos que con él sostendrán e incluso el horizonte con gatos paseando por el techo del frente.

Cada paso conlleva detallados diagramas que enlazan con otros. Cada capítulo encierra la semilla que nutrirá la obsesión futura: otra recreación, una nueva puesta en escena (un cambio de neumáticos, un asesinato en la calle) con decenas de trabajadores involucrados, con su asistente Naz henchido de placer logístico, el lector absorto y maravillado, y el protagonista sintiéndose vivo.

Esta vivacidad es lo que a este le falta, lo que se cuestiona: la nula fluidez de su nueva existencia, el hecho irremediable de que ahora cada acto debe pensarlo para poder realizarlo. Vive una existencia que está mediada por el intelecto, uno que encuentra fruición en —suponemos— lo mismo que un racionalista extremo. A cada segmento de una re-creación que resulta correcta, convincente, la sensación de un hormigueo recorre al protagonista, la certeza de que la fluidez vuelve a él enmascarada en ese particular escenario, de que se comporta como los actores del cine que refiere, los que se mueven como él querría. No hay, contra lo que podría pensar, un intento por alcanzar la perfección escenificada, no al menos en el sentido de querer hacerla pasar por realidad. Pero sí al menos en lo que el protagonista experimenta con el perfume del hígado frito que sube hasta su ventana o las notas del pianista que un par de pisos más abajo ensaya. ¿Es más real la experiencia única e irrepetible, su recuerdo, o el simulacro que la trae de vuelta, mil veces modificable y reiterativa? Obviamente no hay en esta novela una respuesta taxativa, aunque quizás McCarthy se incline por una salida un tanto lateral: si bien la existencia de un suceso le garantiza el estatus de “original” en la cadena de las sucesiones, la maquinaria que la trae de vuelta se hace más real y concreta que su recuerdo o que la misma escenificación. El andamiaje que hace posible la recreación, y los residuos que son su materia prima resultarían ontológicamente más puros, por así decirlo.

Esta novela se inscribe en la línea de la mirada obsesiva de Perec en La vida instrucciones de uso por el lado del detalle y la insistencia en ellos, del pequeño demiurgo que pretende observar y controlar cada evento. Pero más allá de esta evidencia, McCarthy pone su extraña novela al lado de otros dementes de la literatura como el Gog del injustamente olvidado Giovanni Papini, y la pareja de copistas Bouvard y Pécuchet de Flaubert.

Residuos insiste incluso en la estructura de sí misma, re-creando con ligeras modificaciones sus sucesos. Cada repetición quiere hacerse un mundo aparte por fuera del protagonista, pero que imposibilitado de existir sin él se desmorona, como el mundo posible donde sin espectador no hay espectáculo.

 

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Tom McCarthy nació en 1969 en Londres. Es conocido por sus crónicas, manifiestos y por las intervenciones mediáticas que hizo como secretario general de la Sociedad Necronáutica Internacional (INS), una red de vanguardia semi-ficticia. En España se ha publicado su libro de ensayo Tintín y el secreto de la literatura. Residuos, que también ha sido publicada en Francia con gran éxito, es su primera novela.

Rodrigo Salgado Boza

Que lean los que quieran. Que escriban los que puedan.

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