La metamorfosis del sabueso (Horacio Castellanos Moya)

La metamorfosis del sabuesoPor: Eduardo Bustamante

La metamorfosis del sabueso. Ensayos personales y otros textos (2011)

Horacio Castellanos Moya (1957)

Ediciones Universidad Diego Portales

ISBN: 978-956-314-147-4

162 páginas

 

 

Lo común sería decir que arribé a las costas de la prosa de Castellanos Moya de la mano de su narrativa; se posiciona como uno de los más importantes narradores latinoamericanos actuales, siendo su obra recientemente coronada con un galardón no menor, como lo es el Premio Manuel Rojas (2014); pero no es el caso. Me topé con su único libro de ensayos, y por casualidad. Agradable casualidad.

La prosa del autor es ágil, sencilla, encarnada; logra transmitir con facilidad poco común la pasión que envuelve sus vivencias, dando gala de una erudición modesta, precisa. La metamorfosis del sabueso es una recopilación de artículos publicados en revistas, textos leídos en coloquios y seminarios, y un ensayo inédito que repasa la obra del japonés Kenzaburo Oé. El primer conjunto está dividido en dos partes.

“Breves palabras impúdicas”, la primera, presenta un tinte bastante autobiográfico, relacionado principalmente con el desarrollo del espíritu literario de Castellanos Moya, ligado estrechamente al duro contexto político de El Salvador de su juventud. Rápidamente percibiremos las afinidades literarias del escritor; la que mantiene hacia los intelectuales, por ejemplo, que no contradicen una conducta de vida y una obra; que no ven el porqué de dicha contradicción. Caso ejemplar es del poeta Roque Dalton, especie de Guevara salvadoreño, conocido quizás no tanto por su obra como por haber sido asesinado por sus propios compañeros guerrilleros, en una fría traición, en contraposición a figuras como Cortázar, quienes “apoyaban este contubernio desde la comodidad de las grandes capitales”, contubernio que conocemos como la Revolución cubana. Es a partir de estas experiencias juveniles (sus torpes militancias guerrilleras, su apuesta por la trinchera periodística, el ver cómo sus amigos adoptaban nombres de guerra y combatían al ejército gubernamental por años) que el autor va sumergiéndonos lentamente en su literatura misma; en el cómo poco a poco gestó una obra siempre enmarcada en lo que críticos y académicos han denominado una literatura “de la violencia”, aunque él discrepe de etiquetas: “Para mí se trata de novela o cuento a secas”, sin dejar de admitir, sin embargo, el carácter de los sentimientos que han desencadenado la constante en su pluma:  “Decía Octavio Paz que el escritor surge de una fractura interior. La escritura, entonces, puede ser vista como la búsqueda de un alivio al dolor producido por esa fractura”.

 

La metamorfosis del sabueso

La segunda parte extiende ampliamente los horizontes literarios tratados en primera instancia; en el primer texto, por ejemplo, el autor repasa brevemente la obra de Canetti, exponiendo su teoría del sabueso respecto del escritor —que da título al libro—, su desarrollo personal en torno a la figura de Karl Kraus, o su logrado ensayo sobre el “otro proceso” de Kafka. No faltarán tampoco en esta sección hechos que ilustran la estrecha relación que une —o desune— la política y la literatura; Napoleón y su persecución de tinte algo infantil contra Madame de Staël; Federico II y su malograda seducción de Voltaire, ocasionando finalmente la detención del último; ya en un contexto más reciente, el pleito entre el poeta Ernesto Cardenal contra el presidente nicaragüense Daniel Ortega y su esposa, Rosario Murillo.

Nos encontramos luego con unas cuantas breves reseñas-biografías y reflexiones en torno a diversas figuras y temáticas; Malraux, Kertész, Onetti o Cyril Conolly; la superioridad de un estilo conciso o extenso, la relación entre vida y muerte de unos cuantos intelectuales (Chamfort, Rimbaud, Borges, Milton), etcétera. Reflexiones que llevan siempre esta atmósfera de turbia violencia, este olor a traición y canallada que parece atraer al buen sabueso, que es él mismo. Culmina esta segunda parte con una extensa ponencia sobre la vida y obra de Roque Dalton, en la cual el autor halla ciertas conexiones con la vida de Bolaño, a quien dedicará los tres últimos textos, expresando su aversión al mito y la parafernalia que la industria editorial norteamericana creó en torno al chileno, exprimiendo hasta la saciedad cada característica de su vida, llegando a llamarlo el “Kurt Cobain latinoamericano”, o un mestizo entre la generación beat y Rimbaud.

Para concluir este libro excepcional, el cual podría ser un buen preámbulo para abordar la obra narrativa del autor, se nos presenta el extenso ensayo “La senda de Kenzaburo Oé: Del shock a la aceptación”, donde se aborda la figura del japonés desde los hechos que trazaron con claridad etapas en su vida; el convertirse en un escritor de renombre a la vez que en blanco de amenazas políticas a los 23 años; el ser padre de un niño con problemas cerebrales que llega a oscurecer sus ambiciones, y el relacionarse con los sobrevivientes de Hiroshima, a los 28; el recibir el Nobel a los 59, y desde el breve análisis de sus dos obras principales: Un asunto personal y El grito silencioso, en las que puede apreciarse —contextualizando la lectura— claramente el tema en que se enfoca Castellanos Moya; la idea de Oé de encontrar cierta facultad sanativa en el arte, desprestigiada quizás, como expone nuestro autor, por su similitud al concepto de resignación cristiano (por lo demás, Oé juega bastante con autores como Dante o Blake).

Así y todo, la teoría de Oé es lúcida. Con esta juega el autor en aras de dar fin a su propia metamorfosis y evidenciar el contorno de sus influencias literarias. Sus raíces ahondan en la más cruda perversidad: están los deseos de haber asesinado a su hijo, como ejemplo, para florecer lejos de las tinieblas en un esplendor de aura casi milagrosa al ver que ese mismo niño, mudo hasta los seis años, comenzara un día a hablar gracias al cantar de las aves; un impulso con aires de inspiración para convertirse de adulto en un compositor de renombre.

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Publicado por el equipo de Loqueleímos.com

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