Las bolsas de basura (Enrique Winter)

BOLSAS-DE-BAsURALas bolsas de basura (2015)

Enrique Winter (1982)

Alquimia Ediciones

ISBN 978-956-9131-40-0

190 páginas

 

 

Primero: Las bolsas de basura, primera novela del poeta Enrique Winter, toma prestado el título de un poema de Marcela Parra que dice: “Terminada la jornada laboral / el actor porno pasa por una florería y compra un tulipán. / Lo pone en el velador de su mujer / (hace un mes y medio que no tienen relaciones) / y lee una novela titulada Las bolsas de basura / para eludir los requerimientos de su esposa”. Ese gesto, que no es otra cosa que develar el punto de partida de la ficción, esa intertextualidad que muchas veces queda a manos del lector atento, me parece interesante en dos sentidos: por un lado, como una forma de juego en donde la literatura consiste en la ampliación constante de los horizontes de sentido: una novela que parte de un epígrafe como una forma de agregarle tomos a la biblioteca infinita de libros que leímos. En segundo lugar, por ese diálogo deliberado con la poesía, que en la novela se manifestará en la forma de juegos de palabras, de repeticiones que van siendo la costura misma de la historia y sus espejos. Está la narración de una historia, pero también la posibilidad de jugar con los materiales que ofrecen los intersticios donde no se cuenta nada.

Segundo: la fuga y sus imposibilidades. Miguel escapa de Talca y, también, de Brenda, su ex pareja y ex compañera de universidad. Brenda, por su lado, se dedica a disecar perros muertos en la soledad de su departamento. Sin embargo, “cuando las cosas se destiñen, el color sigue en ellas”. Winter apuesta por describir la futilidad de todo viaje, pero también sobre la separación de los amantes. “No debió obligarlo a decidir entre el viaje y ella, pues ella misma era el viaje y no lo sabían” anota en el narrador en un momento. Y también: “La calma no es un lugar”. La novela, en este sentido, transcurre, sucede, pero también se detiene sobre los intersticios del movimiento para pensarlos.

Tercero: hay un segundo núcleo trágico en la obra: mientras Miguel y Brenda están separados por la voluntad, Brian y Eugenio, dos travestis que transitan el Coquimbo nocturno, quedan separados por la fatalidad. En este punto la novela logra desarrollar una atmósfera perfectamente kafkiana, en donde el azar y la siempre compleja urdimbre de la burocracia tensionan la trama, profundizando aún más el dolor de la separación en Miguel, que se ve envuelto en un embrollo típicamente provinciano: un travesti muerto en condiciones extrañas, vinculaciones con el poder que necesitan ser invisibilizadas y el chivo expiatorio que debe pagar los platos rotos. A través de ese nudo la historia respira y alcanza un punto interesante.

Cuarto: “bajo las matas /  en los pajonales / sobre los puentes / en los canales / hay cadáveres” dice uno de los conocidos poemas de Nester Perlongher. Las bolsas de basura es también una novela sobre cuerpos y cadáveres: cuerpos disecados, cuerpos arrollados al borde del camino, cuerpos en descomposición. La narración, a ratos, linda con el informe médico —recordándome inevitablemente a La parte de los crímenes de 2666—, siempre como una forma de ampliar las indagaciones que el narrador va realizando: “Se está, luego no, eso es todo”.

Quinto: Winter escribe una novela que es también una indagación poética. En este sentido, la elección del narrador permite todo tipo de inflexiones, juegos de palabras y cruces que, de otra forma, habrían sido un escollo. Repeticiones que funcionan como hitos de una historia que vuela en torno a un mismo centro, inquietante y frío como el aire de Coquimbo. Una novela sobre la distancia y la separación, sobre la sutil belleza de la muerte, pero también —aunque de forma menos notoria— sobre el tedio. “El aburrimiento de la provincia es una forma de horror” comenta Óscar Contardo en una entrevista. Winter lo sabe y podría agregar: el poder en la provincia es una forma de horror, escapar de la provincia es una forma de horror. Y así.

Jonnathan Opazo

Publicó "Junkopia" (2016), "Cangrejos" (2018), "Baja fidelidad" (2019) y "Cian" (2019).

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